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Popeye y su nuevo e hipotético entorno

Popeye y su nuevo e hipotético entorno Ésta es la segunda actividad final de mi curso online de dibujos animados.

Proponed una ambientación más actual para Popeye
A pesar de que Popeye tenga ya más de 75 años, este personaje goza aún de una popularidad increíble, hasta el punto de que a principios del siglo XXI en el que estamos, los más pequeños saben quién es y continúan viendo las aventuras en televisión de la célebre creación del dibujante Elzie Crisler Segar y la animación más famosa de los hermanos Fleischer.

Antes de proponer una ambientación más actual para las aventuras de este personaje hay que decir que ha habido un esfuerzo constante para ir adaptando la serie a los tiempos que corren y que, por lo tanto también ha habido algunos cambios en la ambientación donde transcurría la acción. El ejemplo más claro lo encontramos en ”Popeye e hijo”, que se emitió durante bastante tiempo en nuestro país a través de la cadena pública La 2. Los escenarios, más que cambiarlos de manera drástica, se han ido ampliando. Además de las islas cocoteras, los muelles de barcos destartalados y los bares de botellas y sillas voladoras, se ha incluido la casa familiar de un Popeye más maduro y asentado, Olivia (su al fin flamante esposa) y su joven hijo.

Se puede partir de la base de que Popeye ya no sea un marinero tan pendenciero y ahora se le vea más responsable, siempre vigilante de su joven hijo. No obstante, no ha de perder las cualidades que han enganchado a su público durante tantos años. Es un personaje simpático, fuerte, decidido y de buen corazón. Siempre está preparado para correr aventuras y es muy amigo de sus amigos. El hecho de que sea tan dispuesto a la hora de la acción hace necesario que la ambientación de las historias tenga que estar acorde con este rasgo de su personalidad. Aunque esta característica nos haga pensar en aventuras en el espacio, en el fondo del mar o en otros confines interesantes, lo cierto es que los dibujos animados actuales tienen una tendencia muy diferente.

Cada vez más (y podemos tomar de ejemplo series como “Los Simpson”, “Shinchan” o “Las Supernenas”, por sólo nombrar algunas de ellas) el entorno de los personajes animados de más éxito se parece al entorno cotidiano y real transformado por la lógica cartoon. Es decir, son sitcoms con más historias habituales que locuras animadas como las de los “Looney Toons”, por ejemplo o, en algunos casos, una mezcla de estos dos elementos. Por ejemplo, las Supernenas luchan contra monstruos inverosímiles y Shinchan hace travesuras impropias del niño de cinco años que se supone que es pero el trasfondo de todas estas historias, por diferentes que sean entre ellas, es un entorno familiar. Las Supernenas viven en una casa con su padre, Shinchan con su familia, así como el clan Simpson. Hasta los superhéroes como X-Men, Spiderman o los 4 Fantásticos viven en un entorno familiar con problemas cotidianos que resultan ser, en la mayoría de los casos, más relevantes que salvar el mundo de un supervillano o un pulpo gigante.

Por lo tanto, propongo que el entorno cotidiano en la renovación de los dibujos de Popeye adquieran una mayor importancia, al igual que lo adquirirían el tinte de sus aventuras. Quizá no situara a Popeye y su familia en una casita con jardín, propia de cualquier telefilme norteamericano. Popeye es un marino bueno pero rebelde, al fin y al cabo. No le pegaría nada la “pesadilla con aire acondicionado” de la que hablaba Arthur Miller. ¿Qué tal una de esas islas semidesiertas en las que peleaban Brutus y él por la náufraga ocasional Olivia? Podrían vivir en una choza cómoda entre palmeras, cerca de la costa, con un muelle en el que anclara un barquito propio. Éste elemento daría mucho juego, pues incrementaría la movilidad de los personajes.

Uno de los muchos rasgos que han caracterizado siempre a las series de Popeye es la moraleja. No sólo se estimula a los niños a que coman verdura sino que, además, después de cada capítulo, había un consejo para el joven público. Se trataba de cosas sencillas como “lávate los dientes” o (paradójicamente) “la violencia no lleva a nada bueno: no te pelees”. Por eso, el entorno idóneo en el que se desarrollen las aventuras de Popeye podría ser esa misma isla semidesierta en la que conviva pacíficamente con animales y con personas de culturas diferentes. De esta manera se podría impulsar un mensaje de respeto e integración al medio ambiente, a los demás seres vivos y de otras culturas.

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