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No pasa nada

El reloj pendulaba en la anodina tarde. Tic... tac...

El reloj pendulaba en la anodina tarde, sin importar si marcaba lo que fue o lo que será. La habitación se vestía pesadamente con la luz parda del crepúsculo y el aire lo regaba la cortina de polvo de los muebles, que se suspendía, casi compacto, asfixiando sin piedad la estancia solitaria.
Observando cómo se condensaba el tiempo bajo la lámpara amarillenta, una pequeña figura, mimética con su entorno, un hombrecillo medio devorado por un sillón de napa verde. Sólo asomaba la cabeza derrumbada, parte de su cuerpo y los brazos lánguidos por ambos lados. Era el prisionero abandonado del hastío. Yacía inmóvil, núcleo petrificado de las cuatro paredes, y su respiración era un suspiro anémico y funesto.
Desde ahí, el hombrecillo escudriñaba los objetos que le rodeaban: su bailarina musical de porcelana, la cómoda de cedro de asideros dorados, sus sandalias indias, sus cuadros, sus libros... Era la suya una mirada inquisitoria pero espeluznada, como la de la presa que vigila los movimientos de sus depredadores.
La cómoda crujió como en un lamento y se le antojó que su bailarina tenía pose de desprecio. Sin embargo, la indolencia cerró los ojos al hombrecillo, le apretó el cuello contra el sillón y sólo le dejó abrir los ojos una vez más para contemplar multitud de objetos, nada en realidad. En el mundo, él solo. Solamente él, pensó en su agotamiento.
Su corazón cesó de bombear para ser comprimido por los instantes vacíos, perseguidores. Así pudo escuchar que el tiempo se coagulaba, como su sangre en las venas.
En el reloj, las seis y nadie vio al hombrecillo morir de aburrimiento.

1 comentario

Jazmim -

mmm..¿has leído Historias de Cronopios y de Famas de Júlio Cortazar?..sino lo has hecho aun hazlo cuando puedas es breve y además es uno de mis libros preferidos..de éstos a los que siempre regresas.
Ese hombrecillo tiene mucho que ver con ellos y con el espíritu general del libro..venga!
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Jazmim